Roberto Santos

En los últimos días, la diputada Citlali Calixto ha estado sufriendo una acometida política en contra de su persona.
Citlali es una joven diputada muy destacada y encabeza la presidencia de la Jucopo.

La razón del hostigamiento que actualmente padece por parte de representantes de una organización pertenecientes a la comunidad LGBTTTIQ+, es que la acusan de inscribirse en la lista de diputados por la vía de representación proporcional en su partido, Morena, mediante una acción afirmativa, al autodenominarse como “lesbiana”, dicen los flamígeros dedos inculpadores.

Aquellos, se asumen con exclusivo derecho de estar en esa lista y, al no estar, amenazan a la diputada de que interpondrán sus quejas ante el IEPC para que la “tumben” de las plurinominales.

Pero van más allá y amenazan a los consejeros y magistrados con que van a pedir juicio político de no ser favorecidos.
Parece un exceso de su parte.

Bien podemos recordar que antes se decía que la peor enemiga de una mujer era otra mujer.

Pero la diputada Citlali Calixto tiene en un grupo de LGBTTTIQ+ a sus peores enemigos.

Alguien lo decía: “El machismo de quienes se definen como gays no es inofensivo”.

Y su grado de violencia puede ser extraordinario.

Con ese poder que fantasiosamente se adjudican, han lanzado una y otra vez sus dardos envenenados cargados de misógina y homofobia en contra de la joven diputada.

La acusan que no ser “lesbiana”, como si ellos pudieran decidir quién lo es y quién no.

Como si el tema de identidad de género, que es el concepto que se tiene de uno mismo como ser sexual y de los sentimientos que esto conlleva, necesariamente tengan que pasar por la calle en clara exhibición para que los otros la validen.

Demasiada arrogancia como para creer que solo ellos pueden bendecir a los aspirantes para estar en la lista de candidaturas por acciones afirmativas, cuando en el estado existen más organizaciones que, al hacer vida partidista, pueden tener mayores derechos, y no como aquellas que aparecen solo en procesos electorales.

Normalmente, son los partidos los que proponer como candidatos a sus liderazgos, y algunas veces se abren a las organizaciones sociales y políticas.

Además, no son la única agrupación, ni pueden tener el derecho de admisión para decidir quiénes sí y quiénes no pueden ser diputados y diputadas.

Está claro que con esos falsos argumentos, este grupo está ejerciendo violencia política en razón de género en contra de la diputada, quien por cierto, su identidad de género es bisexual, y como tal es como se registró a la diputación.

Citlali pertenece a la organización “Orgullo Guerrero #En colectivo es mejor”, con quienes lleva varios años trabajando.

Hay autores que destacan que “el miedo a lo femenino también se observa en el ámbito de los hombres homosexuales, donde se replica la violencia machista para asegurar un lugar de privilegio entre pares.”

Es decir, el machismo está más hondamente naturalizado de lo que pudiéramos pensar.

Y lamentablemente, este caso es un ejemplo más, al que se están sumando páginas que también están violentando a la diputada.

Por admin2

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